Día 7
Queridos papá y mamá,
ya estamos en el octavo día. Esto se me está pasando súper rápido.
Solo nos quedan cuatro días. Os estoy escribiendo esta carta para
que cuando llegue a casa no me riñáis por no escribir, no tengo
tiempo para nada, lo juro.
Lo de despertarse con
música ya empieza a ser rutina, pero la verdad es que mola mazo, te
despiertas con buen humor. Eso si, cada vez me cuesta más encontrar
ropa limpia en la maleta. De hecho, creo que me he quedado sin
calcetines, tocará lavar. Ya te dije que tendríamos que haber
comprado más.
Hoy por la mañana tuve
kayak. Ya lo voy pillando, y la verdad es que es bastante relajante
eso de quedarse flotando en el mar, hablando de nuestras cosas. Lo
único malo es cargar después. Hasta estoy sufriendo para escribirte
esto. Bueno, tengo que admitir que ayer me quedé dormida en el
kayak. Pero no es culpa mía, lo que pasa es que estamos todo el día
moviéndonos y aunque duermo de un tirón, me paso el día agotada.
Después de hacer nuestro rutinario desplazamiento hasta las bateas,
volvimos a la playa y jugamos al kayakpolo. Es mucho más complicado
de lo que parece, y lo de llevar cascos es bastante incómodo, pero
la verdad es que me lo pasé genial jugando e hice algunos paradones
con la pala que flipas. Ah bueno, mientras jugaba el otro equipo,
nosotros nos sentamos en la playa, hora de cotilleos. Mira, te
explico, aparecieron dos parejitas nuevas, y hay una en proceso. Eso
si, ya desapareció una. A todo esto yo sigo más sola que una
piedra, pero no pasa nada, por lo menos vosotros me queréis, ¿no?
Bueno, yo pensaré que sí.
Al acabar kayak cargamos
todo, y se me cayeron otras tres vértebras. Luego nos cambiamos y
fuimos a comer, y menos mal porque me moría de hambre. Echo de menos
tus croquetas mami. ¿No me podrías mandar un tupper verdad?
Bua papá vas a flipar.
¿Te acuerdas del diábolo azul que me compraste de “pequeña” y
nunca aprendí a usar? Vale pues ya no tienes porqué tirarlo. Ayer
Adri, el moni de kayak me enseñó unos trucos increíbles. Bueno,
no, eso es mentira. Me enseñó los trucos más fáciles que hay,
pero para mi ya fue impresionante. Por eso no os llamé.
Por la tarde tuvimos
vela. Hoy si que fue relajante. Me monté con unas amigas en un
raquero, que es un barco grande (atención al vocabulario) y fuimos
dando vueltas entre las bateas. Volvimos a cotillear, pero en el
tiempo libre no pasó demasiado, así que pronto cambiamos de tema.
Ah! Ayer tuvimos la mejor merienda de todas, bocata de nocilla y
plátano, me supo a gloria.
Cuando acabamos vela,
subimos todos los barcos, que pesaban la tira, y endulzamos las
cosas, como siempre vaya. Por cierto, encontré mis escarpines!!
Estaban por ahí tirados en el tendal, pero ya les puse nombre, así
que ahora como me los coja alguien no puede haber confusión.
Desgraciadamente ayer
llegué tardísimo a las duchas, no siempre se puede ser la primera.
Lo único malo es que no me dio tiempo a ordenar la maleta, que la
tengo hecha un desastre.
Ayer la velada fue mazo
rara. Para empezar nos juntaron a todos en la pista y nos dividieron
en seis grupos. Cenamos allí y todo. Cada grupo se correspondía con
un estilo de música, y el juego consistía en ofrecerle nuestros
servicios al Capo Meu, el jefe de la mafia de Ribeira. Teníamos que
retar a otros grupos a hacer la prueba de nuestro estilo, y si
ganábamos conseguíamos una ficha. Ya que no me las tiran pues las
consigo aquí. Nuestra prueba era hacer twerk, porque era del grupo
de los reggaetoneros. Cuando llegue a casa os enseño como muevo el
culo, que os vais a quedar en shock.
Al final creo que nadie
ganó la velada, porqué el Capo Meu salió corriendo con todas las
fichas. Y nada, luego fuimos a lavarnos los dientes y a dormir,
aunque no sin nuestra última y más grande sesión de cotilleos.
Mañana os escribiré
otra carta o algo así, que hoy no sé si os podré hablar. Tengo que
mejorar al diábolo.
Besos!!
P.D:
Acuérdate del tupper.
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